Cómo YOGA llegó y cambió mi VIDA:

La frase es 100% cierta y estoy segura que muchos de vosotros también os sentís identificados, y es que a muchos nos ha dado un giro de 180º

Mi práctica con esta disciplina milenaria comenzó durante el tiempo que estuve viviendo en el continente asiático, concretamente en Singapur. En aquel momento trabajaba felizmente en una empresa multinacional, haciendo lo que me gustaba: análisis de estrategias, formaciones a compañeros, implementación de estrategia… liderando el Departamento de Expansión en Asia, Oceanía y Oriente Medio.

Todo ello implicaba viajar por todo el territorio… imaginad… mi mayor hobby en el trabajo, para mí era fabuloso. De tanto en tanto, podía extender mi estancia cogiendo unos días libres para conocer un poquito la ciudad donde me encontraba (y salir del ritmo aeropuerto/ oficina/ hotel/ oficina/ aeropuerto 😊 )

Mi base estaba por aquel entonces en Singapur, punto estupendo para poder coger las mejores conexiones de vuelos, aunque he de decir, que el vuelo más corto era a Bangkok de duración 2,5 horas. Con todo esto, era habitual que llegara a casa, deshiciera maleta, pusiera lavadora y volviera de nuevo al aeropuerto. Era normal que pasara del verano a 40º en Sudeste Asiático, al invierno -10º en el norte del continente.

Compañeros de Oriente Medio, Japón, Taiwan y China, Shanghai- Enero 2.012

Compañeros de Oriente Medio, Japón, Taiwan y China, Shanghai- Enero 2.012

En el ámbito laboral todo fluía según lo esperado en un ambiente respetuoso, amigable y divertido.

Si algo echaba en falta era la familia, pero mis padres siempre están presente y como poco nos veíamos cada 4 meses. Mi hermano y su familia se mudaron a Tailandia con lo que cuando podía me daba un salto a ver a “mis vecinos” o ellos venían a Singapur. Un triángulo curioso el que formamos: Santander- Hua Hin- Singapur.

Vanessa y yo en Pulau Besar- Octubre 2012, Malasia

Vanessa y yo en Pulau Besar- Octubre 2012, Malasia

Este ritmo duró más de dos años, hasta que mi cuerpo me dio varios avisos… momento en el que mi gran amiga Vanessa me regaló un bono para ir a practicar yoga. Lo cierto es que me sorprendió, pues ni ella ni yo habíamos estado antes en una sesión o ni siquiera conocíamos a alguien que hubiera ido… y ahí nos plantamos nosotras, con nuestra mejor sonrisa ¡y nunca mejor dicho, porque acabaron llamándonos “Smile´s Girls” (las chicas de la sonrisa) ja, ja, ja.

 

En Real Yoga Centrepoint Orchard comencé mi camino yóguico.

https://www.realyoga.com.sg/index.php/studio-singapore/centrepoint-orchard

Bikram o Hot Yoga fue mi primer acercamiento: la clase estaba repleta, 2 esterillas vacías en primera fila delante del profesor y un gran espejo de pared a pared para poder verte bien. Y allí, Vanessa y yo sudamos y reímos como nunca: posturas que nos indicaba Sagar Ingale (nuestro profesor) que ni por soñación nos imaginábamos hacer. La sorpresa vino cuando nos vimos y siii, lo estábamos haciendo: intención, guía y escuchando a nuestro cuerpo para saber hasta dónde podíamos llegar. Fue tan bien todo, que por 75 minutos dejamos de lado deadlines, informes, listas de la compra y nos dedicamos, sin ser todavía conscientes, un ratito a nosotras.

Con todo esto, y a pesar de tener aún sesiones en el bono, ese mismo día nos hicimos socias por un año. ¡Ah! Y compramos varias toallas de esterilla para poder cambiarla entre clase y clase.

Mi práctica yóguica fue desde entonces el medio por el cual mi mente cesaba… observé que si pensaba en cualquier cosa, mi postura se desmontaba. Entendí así que tenía que dejar todo fuera de la sala para poder focalizarme en mí.

Mi rutina comenzaba a las 06.00 am con mi primera sesión, una ducha con súper desayuno y a la oficina. Tras mi jornada laboral, unas horas más en el centro de yoga. Un día mirando el calendario de la semana, me di cuenta que mi práctica eran 15 horas a la semana de Bikram Yoga… estilo que continué practicando hasta que Sagar, me hizo reflexionar y tras medio año, mi práctica se desvió hacia Vinyasa y Hatha Yoga.

En Singapur tuve grandes maestros: Sagar Ingale, Manoj, Sumit Mahakul, Saumik Bera, quienes compartieron conmigo cómo se vive Yoga en India.

Tras 3 años viviendo en Singapur, regresé de nuevo a Palma. Casi un año después finalicé mi relación laboral con la empresa donde estuve 8 años de mi vida trabajando, y gracias a la cual tengo grandísimos amigos y aventuras por todo el planeta azul.

Me tomé un añito sabático: para mí es muy importante parar para observar, recargar pilas y desde una serenidad, ver qué necesito y continuar avanzando.

Fue entonces cuando Josep (mi compañero de viaje) me hizo LA PREGUNTA:  “¿Qué quieres hacer?”

Y claramente respondí: “Abrir mi Centro de Yoga”.

Decidimos que volvería a Asia para formarme como profesora de Hatha Raja Yoga, finalicé el master de Reiki, y realicé otros cursos que tenía en mente.

He aprendido en estos años a escucharme, a darme cuenta de cómo me encuentro en cada momento, a parar para reflexionar y encontrar respuesta a esas preguntas desde una serenidad y equilibrio. Todo esto, gracias a YOGA.

El 24 de mayo de 2.016 abrí Palmabalance, en el centro de la ciudad palmesana, con muchísima ilusión, amor y acompañada siempre de los míos.

Ahora, continúo compartiendo, acompañando a las personas (desde bebés hasta seniors) que así lo sienten,  proporcionándoles las herramientas que cada uno necesite para seguir cultivándose en todos los niveles: físico, emocional, mental y espiritual.

 

En Palmabalance- Julio 2018

En Palmabalance- Julio 2018

Con muchísima ilusión preparando nuevos proyectos que compartiré pronto con vosotros.

 

Namasté.

 

Mamen.